24/7/09

POR LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN




Por Gonzalo Duque-Escobar

Es evidente el esfuerzo que se hace en Colombia al implantar el “Programa Gratuidad de la Educación” para garantizar el acceso al sistema educativo a niños y niñas de escasos recursos, como instrumento de una política que busca mejorar la cobertura de la educación primaria y de paso mitigar la deserción escolar; pero igualmente continúa la inquietud sobre las acciones emprendidas y logros alcanzados en la calidad de la educación de los alumnos de básica primaria: según el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo SERCE de la UNESCO, ésta no alcanzaba un nivel relativamente competitivo en la región donde, salvo Cuba, su nivel era deficitario: entre otros se mostraba que el porcentaje de alumnos colombianos que no podían realizar las tareas correspondientes al nivel más bajo, era: del 8,6% en matemáticas y del 4,9% en lectura.

El propósito del SERCE (2008) fue evaluar las competencias básicas de los estudiantes de 3º y 6º grados de educación básica en la América Latina y el Caribe en tres áreas: Matemática, Lenguaje (Lectura y Escritura) y Ciencias. El primer estudio para medir el rendimiento escolar fue el PERCE (1997).

Dada la obligante necesidad que tenemos como actores sociales de aportar a la solución de esta problemática desde nuestras instituciones académicas, al examinar las diferentes posibilidades del contexto educativo se ha observado que, a diferencia de lo que ocurre con el área del lenguaje donde el aporte complementario de la familia es más viable o en el área de las matemáticas donde casi todo se reduce al aporte neto de la escuela, en el área de las ciencias podemos aplicarnos orientando recursos y diseñando actividades para “la endogenización de la ciencia”, lo que supone avanzar en la apropiación social de la ciencia y la tecnología según lo contemplado en el emblemático informe “Colombia: al filo de la oportunidad” (1993).

Y al considerar las variables socioeconómicas, para lograr efectivamente un mayor impacto social al elevar la calidad de la educación de los infantes en dicha área, el otro asunto a tener en cuenta es que, si la proporción del aprendizaje aportado por la escuela, según el SERCE, está entre el 40 y 50%, las mayores deficiencias en el aporte al aprendizaje que se hace desde el contexto del alumno se hacen más notorias en la población pobre: luego, el esfuerzo institucional que nos corresponde debe priorizarse en beneficio de los niños y las niñas con menores recursos.

Desde el OAM, Ed. Circular RAC 525
http://www.manizales.unal.edu.co/oam_manizales/

Imagen: http://daniellabrat.files.wordpress.com