8/11/10

POR LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA EN EL PACTO DE GOBERNANZA

Gonzalo Duque Escobar*

Bienvenida la apuesta por “Un pacto de gobernanza” que hace el Foro Ciudadano por el Liderazgo de Caldas para este 8 de noviembre en torno a la educación y la cultura, buscando el compromiso ciudadano y de los actores políticos. El evento de carácter abierto, que se realizará en el Fondo Cultural del Café, surge en un espacio de discusión y análisis iniciado desde hace año y medio por un grupo académico de la Universidad Nacional sede Manizales, y del cual participan expertos, líderes y empresarios de la ciudad.

Según la Wikipedia, “la gobernanza es una noción que busca -antes que imponer un modelo- describir una transformación sistémica compleja, que se produce a distintos niveles -de lo local a lo mundial- y en distintos sectores -público, privado y civil-”. Y agrega que si bien el término no se recoge en el Diccionario de la Real Academia Española, “sirve para designar a la eficacia, calidad y buena orientación de la intervención del Estado”.

Frente a la grave problemática social de la región, donde el desempleo campea, la economía se deshumaniza y la pobreza agobia, mientras corrupción, injusticia, intolerancia, drogadicción e indiferencia degradan la moral de la sociedad, para no hablar de la crisis de la familia o de la pérdida de la institucionalidad y del imperio de la violencia, entre las dimensiones del desarrollo creemos necesario priorizar la acción del Estado en la formación de capital social frente al crecimiento económico. Pero esto que sitúa a las personas en el centro del desarrollo, también obliga a repensar hasta dónde la salud y la educación pueden quedar en manos del mercado, en un contexto de injusticia, inequidad y falta de oportunidades como el nuestro.

Si bien el desarrollo humano consiste en un proceso educativo forjado en saberes, conocimientos, aprendizajes y experiencias que se viven en un contexto concreto cuya línea base parte de una oferta cultural y ambiental con potencialidades y problemáticas dadas, éste requiere de estructuras simbólicas donde entren en juego la construcción de identidades y la formación en valores propios para cada lugar, época y sociedad. De ahí la importancia de tomar en cuenta los procesos de desarrollo cultural de esta ciudad, máxime cuando decimos estarle apostando a la cultura y al conocimiento.

Sabemos de los avances en cobertura y de la intensión por la calidad de la educación, pero reconocemos igualmente la necesidad de superar un nivel de escolaridad que en promedio no llega a cubrir el ciclo básico, por lo que los educandos no alcanzan la formación profesional. En comparación, mientras los colombianos estudiamos 10 años en la ciudad y 4 en el campo, los chilenos estudian 13. De ahí el reto de avanzar para cerrar la brecha de productividad interna y externa, si es que queremos encontrar el camino hacia la democracia, el desarrollo rural y urbano, y para poder participar de las oportunidades de la globalización.

También hoy más que nunca debemos educar en ciencia & arte, para alcanzar la paz y el trabajo, y esto significa reconocer el rol del conocimiento y la estética en la educación técnica y tecnológica para conseguir la competitividad y de paso sensibilizar en valores. Tras la globalización de la cultura y de la economía, con el protagonismo del conocimiento como factor de producción y el desarrollo tecnológico, ha surgido una nueva sociedad, dual y fragmentada, en la que la estructura del empleo ha cambiado. Ésta demanda más formación intelectual, desarrollo emocional y social, y soportes de mayor identidad cultural cuando se trata de bienes y servicios que exigen el rescate de los saberes y tradiciones populares. Según la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo (1995) también debemos avanzar en el propósito de endogenizar la ciencia para crear un ambiente cultural favorable que pueda contribuir al desarrollo de competencias necesarias en actividades productivas y de innovación tecnológica, para el emprendimiento.

Vamos por el pacto por la educación y la cultura, pues ahora más que nunca nuestra sociedad debe decidirse por formar nuestros niños y jóvenes en el ser antes que en el tener; los manizaleños debemos considerar como problema de fondo la política de la educación pública, y debemos hacer una reflexión colectiva sobre: para qué y en qué educamos, y cómo lo hacemos. Posiblemente con pedagogías que hagan del jardín botánico, del museo, de la biblioteca y del taller, la extensión natural del aula y el espacio de discusión y reconocimiento de la persona y la sociedad, en algo podríamos cambiar las cosas siempre y cuando apliquemos más recursos y dignifiquemos el rol del Maestro.


[Ref: LA PATRIA, Manizales, 2010-11-8] *Profesor Universidad Nacional de Colombia http://www.galeon.com/gonzaloduquee