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11/9/09

LA SANGRÍA INTELECTUAL DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

PorGonzalo Duque-Escobar

Escribe por estos días en El País de España el filósofo y escritor español Rafael Argullol una nota titulada “Disparad contra la ilustración”, en la que llama la atención sobre el costo social que representa la transformación de la universidad pública a causa de la renovación universitaria: como consecuencia del “desprecio por la vertiente científica y cultural” habla de una “sangría intelectual” en estas instituciones, concebidas para cumplir una misión no confesional y con funciones propias del Estado que anteceden a las del gobierno de turno.

Por lo que ocurre en Colombia, donde aún encontramos quienes preferimos el camino largo y complejo para obtener como recompensa el conocimiento, como alternativa al utilitarismo de la posesión inmediata de la que habla Argullol, compartimos su tesis de que la política de estímulos económicos para la producción científica ha logrado fomentar en las universidades grupos académicos estériles conformados por doctores que se desempeñan a modo de mercenarios, para asegurarse la estabilidad o para producir puntos con consecuencias salariales: publican en revistas de impacto unos artículos que casi nadie lee, y hacen uso de su buen criterio buscando el momento oportuno para ocupar cargos burocráticos. Sobre ellos dice Argullol: “No me refiero, desde luego, a los tramposos ventajistas que siempre ha habido, sino a los tramposos que caen en su propia trampa”.

Lamentablemente, la clase dirigente muy preocupada por el crecimiento económico, poco atenta al desarrollo cultural seguirá pensando en la lógica del mercado antes que en las necesidades de un Estado socialmente responsable y ambientalmente sostenible. Y lo peor entonces, es que en un medio en el que la conciencia de la Nación no se ejerce desde la intelectualidad y en el que apenas se reconoce como interesante el humanismo, y donde no se sabe de la función social de los intelectuales y los humanistas y de la importancia del arte, los cambios y transformaciones no podrán dar una respuesta adecuada a las complejas problemáticas de una sociedad afectada por una profunda crisis de valores.

Estamos convencidos de que desde la ciencia sufriremos estas consecuencias, pero mantenemos la convicción de que podremos aportar en la dirección correcta. Y como decía el humanista, investigador y maestro Guillermo Páramo Rocha, Antropólogo, Profesor y ex Rector de la Universidad Nacional de Colombia: "si ésta cultura creó la Universidad y también creó la Empresa, es porque Universidad y Empresa no son la misma cosa".

Desde el OAM, Ed. Circular RAC 532.
http://www.manizales.unal.edu.co/oam_manizales/

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