12/3/10

NO HAY MÁS TERREMOTOS, SIMPLEMENTE DESASTRES MÁS GRANDES



Por Gonzalo Duque-Escobar

Van y vienen preguntas y comentarios sobre por qué tantos terremotos… será que vienen otros… Pero la respuesta es simple: no hay más terremotos ahora, simplemente tenemos desastres sísmicos más grandes que se explican por más gente pobre que va ocupando zonas de riesgo sísmico en condiciones vulnerables; todo esto en un escenario deficitario en materia de entrenamiento de los pobladores de muy escasos recursos, y de las propias autoridades e instituciones responsables de atender emergencias.

Afortunadamente contamos en Colombia con el Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres, del cual podríamos demandar mejores acciones en la componente preventiva, y cuya eficacia real no tanto en el orden central sino en la realidad de los comités municipales, se ha puesto a prueba ya que periódicamente mantienen actividades registradas en actas a pesar de unos exiguos presupuestos que siempre les asignan a estos grupos casi siempre conformados por voluntarios, como es el caso de la Cruz Roja y de la Defensa Civil colombianas.

Y lo peor es que a pesar de esto, esa vulnerabilidad se incrementa cuando por falta de una óptica preventiva en la planificación urbana de forma casi irresponsable pero ciertamente preocupante, en aquellos espacios y en otros más formales estamos habitando zonas de amenaza sísmica sin haber mitigado otros factores que incrementan el potencial de los desastres: en todas las zonas de peligro tenemos viviendas que no están aseguradas y edificios públicos de relativa antigüedad como escuelas y hospitales que no se han reforzado para satisfacer las nuevas exigencias derivadas del desarrollo de la ingeniería sismoresistente, cuando nuevos materiales como las fibras de carbono y otros ofrecen alternativas de bajo costo y menos destructivas que las empleadas para refaccionar casi de plano las estructurad deficientes, sin tener que recurrir a prácticas como las que se advierten en las pocas edificaciones ya intervenidas.

Entre las lecciones aprendidas en terremotos como los Popayán (1993) y del Eje Cafetero (1999), es que nuestras ciudades deben avanzar en la microzonificación del suelo urbano para no ocupar zonas con potencial desplazamiento de fallas, limitar las densidades urbanas y construir con especificaciones más exigentes en zonas de suelos blandos donde se han de intensificar las aceleraciones sísmicas y para incrementar la intensidad de los terremotos hasta en un grado o en grado y medio más si dicho suelo está saturado o en condiciones topográficas adversas. Una fuente económica que ya se ha empezado a explorar, es la aplicación de recursos estratégicos provenientes de incrementos menores en las sobretasas ambientales, del orden del ½ por mil de los avalúos catastrales.

A pesar de que las fuentes sísmicas de las diferentes regiones del país son poco conocidas, debemos reconocer los alcances asociados a las actividades de investigación de la amenaza sismotectónica y prevención de sus efectos en varias capitales del occidente colombiano, donde sabemos de la recurrencia casi periódica de sismos profundos de magnitud cercana a 7 asociados a la zona de subducción como los sismos de 1962, 1979 y 1985 que afectaron el Eje Cafetero, y también de la ocurrencia más incierta de otros eventos que se asocian a fallas como los de Popayán y Quindío de magnitud cercana a 6, pero más destructivos dada su localización superficial.

Desde el OAM, Ed. Circular RAC 554
http://www.manizales.unal.edu.co/oam_manizales

Imagen:
Mapa de la microzonificación sísmica de Manizales, en: http://www.manizales.unal.edu.co/gestion_riesgos/evaluacion2.php

Relacionado:
Duque Escobar, Gonzalo (2003) Manual de geología para ingenieros. En: http://www.bdigital.unal.edu.co/1572/