La Patria/ Opinion/ 2010-09-19.
Estimado Juan José
Con más frecuencia de lo recomendable, frase esta que acuño para que "haga juego" con la dicha hace años por el ex presidente Turbay de "que la corrupción debe reducirse a sus justas proporciones", se leen titulares de prensa que afirman hechos distintos a los contenidos en los textos que ilustran la noticia.
El caso más reciente es el del encabezamiento, en un diario capitalino, que reza: "Parlamento francés adopta ley que prohíbe el velo islámico integral", cuando la verdad, que más adelante se destapa, no es otra que lo que se condena es "la disimulación del rostro en espacios públicos" y nada dice puntualmente sobre el uso del hiyab o del burka. Bien distinta la realidad a la titulación, que si el desprevenido lector se limita a darla por cierta sin otear el texto que la acompaña quedará bastante mal informado y si por alguna circunstancia el leyente resultare ser un fundamentalista islámico, resultaría más sano para los franceses tomar las de Villadiego y para uno no aparecerse por la "douce France" para evitarse de pronto un no mal, sino pésimo rato.
Dentro de ese mismo orden de ideas y relativo al alboroto que causó entre Tirios y Troyanos el fallo de la Corte Constitucional en lo relacionado con la declaratoria de exequibilidad del artículo séptimo de la ley de protección a los animales hubo también, de parte de la prensa, una errónea interpretación del contenido de dicho fallo, presentándose nuevamente el caso de la "riña" entre titular y contenido noticioso. Si bien es cierto que la sentencia aún no ha salido a la luz pública, sí ha producido el ente judicial unos documentos oficiales que explican tanto el espíritu del fallo como los condicionamientos que consideraron los honorables magistrados debían tenerse en cuenta para la realización de las actividades impugnadas, que además de las corridas de toros incluían el rejoneo, el coleo, las corralejas, las becerradas y tientas, así como las riñas de gallos.
Pues bien; resulta que varios amables comunicadores, quizá porque entendieron mal, o no entendieron, o tal vez entendieron más con el deseo que con la razón, resolvieron lanzar al aire y al papel la especie de que quedaba prohibido patrocinar eventos de esta naturaleza, so pena de incurrir en un delito que seguramente sería penalizado con cárcel.
Esta noticia causó gran revuelo en todo el ámbito taurino, pues como es bien sabido los llamados patrocinios se han convertido en la columna vertebral de la financiación de los espectáculos taurómacos y el tener que prescindir de ellos por mandato jurisdiccional acarrearía serios tropiezos a la organización de corridas y novilladas en toda la geografía nacional.
Y vuelve la burra al trigo. Resulta que en el comunicado número cuarenta y cuatro, fechado en agosto 30 del año en curso, emitido y firmado por el vicepresidente de la Corte Constitucional, magistrado Juan Carlos Henao Pérez, en el cual se dan algunas explicaciones a la decisión tomada, en el numeral quinto del punto segundo expresa textualmente: "que las autoridades municipales en ningún caso podrán destinar dinero público a la construcción de instalaciones para la realización exclusiva de estas actividades". Como claradamente se ve, de financiación y patrocinios nada se dice.
Entonces me pregunto: ¿Con qué objeto titula tendenciosamente la prensa las noticias. Resulta entonces que como los titulares ya no merecen credibilidad, para conocer la verdad acerca de algún tema no basta con leer u oír el retorcido encabezamiento sino que se hace menester escuchar o dar lectura a la "letra menuda"? No me aventuro a calificar estas acciones del periodismo pero, "para que" como dicen los jóvenes, la verdad es que dejan flotando en el ambiente un extraño tufillo a …
Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile.
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