Gonzalo Duque Escobar *
Si resultare cierta la tesis de que la suerte de Manizales pasa por fortalecer su competencia como ciudad industrial y centro académico del Eje Cafetero, necesariamente habrá que afirmar que la ciudad no será viable sin resolver su conectividad dentro del “triángulo económico” de Colombia y solventar por aire la condición mediterránea que la aísla de los dos mares de la patria, y por lo tanto de los “océanos de la economía” planetaria, sin aprovechar su potencial cultural y ecosistémico, sin reconvertir su industria a nuevas condiciones y sin un sector universitario orientado a la generación de conocimiento e innovador.
Entre estos puntos, el reto para Manizales que le exige reconvertir su aparato productivo, no solo apunta al valor agregado y a la producción limpia, sino que obliga a concertar esfuerzos sectoriales para organizar el gremio empresarial productivo y orientar la actividad a tres líneas específicas, que son las nuevas opciones: industrias de alto valor agregado que hagan uso del transporte aéreo en un aeropuerto que supere las condiciones que busca Aerocafé, industrias que satisfagan el mercado nacional renglón para el cual fueron concebidas cuando imperaba el modelo de sustitución de importaciones, e industrias que deben ubicarse del lado de la materia prima y no del consumidor, bien para los medios de aire mar o tierra.
No en vano la ciudad ha buscado encontrar salidas aérea y hacia Bogotá y el Mar con más intuición que análisis, o posiblemente sin saber adónde deben apuntar sus planificadores. Y por lo menos algunos líderes y miembros de la clase empresarial empiezan a conocer las puertas de la investigación y el desarrollo tecnológico, y la dirigencia a imaginar que la viabilidad económica de la Ciudad depende entre otros factores, de proyectos de infraestructura estratégicos cuyo aprovechamiento no será posible sin la reconversión agropecuaria e industrial, y un reordenamiento territorial como elementos de soporte.
Al respecto debo resaltar que, entre las acciones de mayor calado que ha emprendido la autoridad ambiental local, merece atención la importante propuesta de un Polígono Industrial como parte de un Plan Maestro contemplado en el Plan de Acción Inmediato para la cuenca de la Quebrada Manizales, como instrumento estratégico en curso para lograr la sostenibilidad de la microcuenca de la quebrada Manizales. La propuesta de Corpocaldas necesaria para implementar de forma coherente e integral la función urbana en la cuenca citada, hace eco a su misión y da línea para el necesario crecimiento del sector industrial de Manizales: allí, además de contemplarse un plan ambiental integral, se señalan como estrategias fundamentales el reordenamiento del territorio para resolver profundos conflictos, y avanzar en la reconversión de nuestra industria apuntándole a la producción limpia y a la articulación sectorial entre academia, gobierno y empresarios.
Si a principios del Siglo XX se dieron las primeras explotaciones mineras en la cuenca de la quebrada Manizales, la actividad industrial propiamente dicha se dio a partir de los años 30 cuando se instala la planta de Bavaria en Maltería. Luego el desarrollo industrial que comienza a perfilarse a partir del centenario de Manizales (1949) y sólo se consolida desde la década de los 70. Pero a partir de la Constitución de 1991, nuestra industria que no aprovechó las ventajas de la política proteccionista de la industrialización sustitutiva, ahora necesariamente debe enfrentar, además de los errores de la planificación por el uso del suelo en ese territorio, las dificultades propias de la apertura económica y la actual problemática ambiental, para subsistir en un mercado cada vez más competitivo sin comprometer el desarrollo local, donde medio ambiente sano y crecimiento económico, entran en juego.
Entre los impactos esperados del Polígono Industrial, con la Zona Franca pero de complemento, tendríamos: la articulación de políticas y objetivos para el sector entre Academia, Estado y Empresa en torno al desarrollo de las actividades productivas vulnerables pero estratégicas, con acciones dirigidas en pro de su competitividad y sostenibilidad ambiental; la posibilidad de promover a Manizales como ciudad industrial en función de nuevas ventajas y ofertas diferenciales para atraer inversionistas y disuadir competidores; la cualificación tecnológica del sector buscando un desarrollo coherente con la oferta y demanda ambiental, donde las actividades clave surjan de un diagnóstico, unas políticas y unas estrategias; el desarrollo de ventajas comparativas por reducción de costos asociados, compra de energía en bloque y a largo plazo, fletes compartidos y estrategias coordinadas de tipo logístico y mercantil; y la identificación de nuevas industrias para lograr la masa crítica requerida en el desarrollo industrial local.
*Profesor Universidad Nacional de Colombia http://www.galeon.com/gonzaloduquee/ [Ref: LA PATRIA, Manizales, 2010-10-11]
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