29/11/15

Aún falta la verdad (1 y 2)

http://www.cronicadelquindio.com/ OPINIÓN Noviembre 29 de 2015 / 


Nelson Duque Quintero
Parte 1
Tuve la inmensa fortuna de conocer y conversar con Carlos Horacio cuando continuaba mis estudios de Filosofía (1970-1972) y culminaba mi maestría en Lingüística (1972-1975) en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Allí pude darme cuenta de su inteligencia, sensibilidad y compromiso con las causas sociales de los desprotegidos y excluidos. 
Carlos Horacio Urán Rojas era magistrado auxiliar del Consejo de Estado cuando el Palacio de Justicia fue tomado por guerrilleros del M-19  (Operación Antonio Nariño por los derechos del hombre) el 6 de noviembre de 1985. Las Fuerzas Militares retomaron el Palacio de Justicia. De allí salió vivo Carlos Horacio quien sería después torturado y ejecutado extrajudicialmente. 
Había nacido en Angelópolis (Antioquia) el 7 de mayo de 1942. De familia campesina desplazada por la violencia política de los años 50. Sus estudios  los inicia en la facultad de derecho de la Universidad de Antioquia y los culmina en la Universidad de la República (Uruguay). Investigador, Abogado,  especializado en derecho administrativo, Master en ciencia política y filosofía del derecho y candidato a doctor.
En Paris lleva a cabo una pasantía en el Consejo  de Estado de Francia. Experiencia que le posibilita ingresar al Consejo de Estado de Colombia como magistrado auxiliar. Por esta época aciaga preparaba su disertación doctoral en ciencias políticas con la Universidad de Paris bajo la dirección del profesor Maurice Duverger sobre la Participación de Colombia en la guerra de Corea.
Se caracterizó por su liderazgo en los movimientos estudiantiles de los años 60 en contra de las imposiciones gubernamentales que impedían el acceso a la universidad de los más pobres.
Creó la revista Víspera (1966) donde canalizó sus inquietudes sociales y políticas. Líder reconocido a nivel nacional e internacional (Montevideo, Santiago de Chile, Caracas, Washington). Estuvo vinculado a grupos sociales de avanzada que posibilitaron después la teología de la liberación. Pertenecía a los movimientos de las juventudes cristianas que le proporcionaron una gran sensibilidad social y la necesidad de un compromiso con la justicia y la igualdad humana.
Por eso mismo consideraba la política como servicio  y búsqueda del bien común.  

En 1971 publica en Lima Participación política de la Iglesia en el proceso histórico de Colombia. Su preocupación política era crear un gran frente de lucha social como el partido de los trabajadores de Brasil o el frente amplio de Uruguay. Su proyecto era ser partícipe de un estado social de derecho para que los que siempre han sido excluidos fueran considerados y respetados.

Parte 2

En 1983 Carlos Urán publica el libro Rojas y la manipulación del poder (Carlos Valencia Editores, Bogotá) y sostiene que no hubo una dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957). Muestra cómo las fuerzas armadas han sido influenciadas por poderosos grupos políticos y económicos. Afirma que fue una dictadura atípica que recibió el respaldo de la clase política de esa época, no suprimió instituciones legales y escogió a sus sucesores militares.
Después de la Segunda Guerra Mundial en la década del 50 surgen en América Latina los populismos y las dictaduras civiles y militares. Rojas Pinilla no subió al poder con un proyecto definido ni con una doctrina como la seguridad nacional brasileña, subió al poder por voluntad de los políticos. Fue un gobierno militar bajo tutela civil que quiso manejar el gobierno como se maneja un batallón, pero no pudo entrar en la vida pública como lo intentó hacer en las elecciones de 1970 por medio de la Alianza Nacional Popular (Anapo). Es derrocado el 10 de mayo de 1957 cuando empieza a hablar de la depuración de los partidos, de crear terceras fuerzas y de la unidad del pueblo y las fuerzas armadas, ahí empieza el rompimiento entre el general Rojas y los partidos políticos.
Anota Carlos Horacio que las experiencias populistas contaron con una amplia base popular con el fin de impulsar una justicia social en un contexto capitalista y evitar el costo padecido por los trabajadores europeos al comienzo de la industrialización y el desarrollo del capitalismo. A nivel internacional los Estados Unidos practicaron una nueva política de intervención en América Latina. En el libro analiza las tendencias colectivas de un gobierno que crea un acercamiento entre pueblo y fuerzas armadas, para dar legitimación política, donde el juego político y el Estado estaban en manos de una élite bipartidista.
En el documento La izquierda se autocritica (enero 1984) considera con satisfacción que la izquierda haya sido capaz de vencer su dogmatismo y rigidez para pasar a reconocerse en sus errores. Es un comentario al trabajo de Ernesto Parra: La investigación Acción en la costa Atlántica, con el ánimo de contribuir a las luchas populares que se libraban ya en la región (Córdoba) como reflejo de la política agraria del gobierno que no respondía a las expectativas creadas por la ley 136 de 1961 de Reforma Agraria, teniendo en cuenta que el Acuerdo de Chicoral (enero 1972) impulsaba a que los terratenientes se convirtieran en empresarios del agro.