Por Gonzalo
Duque-Escobar
Se ha vilipendiado la Francia de Robespierre, símbolo
occidental de libertad, igualdad y fraternidad, principios de 1789 impulsados
por la intelectualidad y la burguesía en beneficio de los comerciantes y
artesanos. Desde las revoluciones que fundaron estas repúblicas, se enfrentaron
rancias monarquías que mantenían sus privilegios permitiendo el expolio, la
usura, la represión, el sometimiento y la violación de los derechos de los
pueblos. El agresor de ahora, el Daesh en nombre del Estado Islámico EI, secta
fundamentalista de seguidores del islam, religión abrahámica monoteísta
compuesta por más de mil millones de musulmanes en el mundo que invocan el
nombre de Ala como principio suficiente. Repudiable y contradictorio hecho, ajeno
por demás al modo de vida islámico basado en una relación personal entre Alá y
el creyente, cuyo código de normas ordena, además de orar, ayunar, tributar y
peregrinar, hacer el bien, prohibir el mal, amar y ser amigos de aquellos que
los aman, y ayudar a los pobres y necesitados.
Surgen entonces preguntas, como: qué ocurre y cuál es el
origen de esa violencia que pasa por el Talibán, Al Qaeda y ahora por el EI,
soportada en el terrorismo sangriento que sacudió a New York en 2001, a Madrid
en 2004 y ahora a París; y qué afinidades pueden existir entre ese fanatismo y
dogmatismo religioso, con la ideología que invocando a Marx y Lenin ha
iluminado el conflicto colombiano por medio siglo, donde también el
“paraestado” perverso al igual que el colonialismo intervencionista, ha
engendrado una generación de creyentes, dispuestos a matar, sembrar de minas
los campos, poner bombas o morir en nombre de la libertad y los pobres. A modo
de respuesta, dos cosas son evidentes: una, que la guerra armada no es el camino,
así la componente militar institucionalizada sea un complemento necesario; y
dos, que la solución a conflictos de esta naturaleza, exige que las partes
implicadas reconozcan y tengan la voluntad de corregir las causas profundas que
históricamente los explican.
Entre aquellas, además de las secuelas del colonialismo del
siglo XIX, de los 70 años del conflicto árabe-israelí, y recientemente el apoyo
occidental a la guerra de Iraq contra el régimen shiita iraní, la invasión a
Afganistán en 2001 y el provecho sacado de la “ Primavera Árabe”, se suman la
desigualdad, el desempleo y la falta de oportunidades entre los jóvenes
migrantes; máxime ahora cuando el creciente número de refugiados presiona a los
Estados miembros de la Unión Europea con la crisis humanitaria del
Mediterráneo. Surgido en 2003 como una organización próxima a Al Qaeda, el EI
además de reclamar autoridad religiosa sobre el mundo musulmán, pretende
controlar todas las regiones musulmanas, recurriendo a ejecuciones públicas de
prisioneros y decapitaciones masivas de quienes se niegan a la conversión al
Islam, incluyendo niños, y a la destrucción de templos y mezquitas
patrimoniales.
Esta dificultad que se enfrenta con radicales
fundamentalistas islamistas, no proviene de una maldad intrínseca de la
comunidad islámica, sino del desconocimiento de su cultura y de una deuda
histórica de estigmatización y explotación. Actos de barbarie como la muerte de
periodistas, fruto del atentado yihadista contra el semanario satírico francés
Charlie Hebdo, o los cometidos por radicales inmolados tras la matanza de París
del pasado viernes 13, son una seria amenaza a la seguridad del mundo
occidental sin precedentes, proveniente de una organización virtual, terrorista
e insurgente, el autoproclamado califato del EI asentado en un amplio
territorio de Irak y Siria, como grupo de naturaleza fundamentalista,
encriptado con más de tres mil seguidores en Europa, y organizaciones y células
consolidadas de avanzada en Francia y Bélgica.
Antes que la fuerza del abominable aparato militar en manos
del Estado para enfrentar el EI o el Daesh, se requiere, además de una política
contraria a las prácticas de dominación que han vulnerado la autonomía de
aquellos pueblos, del imperio de la razón y del argumento para enfrentar ideologías
que conceden poder a los extremistas, además de hechos convincentes para
ejercer autoridad moral y construir, bajo consensos no coactivos, una sociedad
plural e incluyente, todo en un ambiente favorable a la esperanza que le
devuelva la dignidad a quienes podrían ser objeto de reclutamiento.
Adicionalmente, habrá que avanzar en materia de desarrollo humano, focalizando
la atención en grupos marginados y comunidades excluidas.
* Profesor Universidad Nacional de Colombia http://galeon.com/cts-economia [Ref.:
La Patria. Manizales, 2015.11.23] Imagen: en bilbaoya.com
Relacionados:
DESARROLLO Y RURALIDAD EN LA
REGIÓN CAFETALERA
EL DESARROLLO URBANO Y ECONÓMICO
DE MANIZALES http://www.bdigital.unal.edu.co/50714/1/eldesarrollourbanoyeconomicodemanizales.pdf
LOS FRÁGILES CIMIENTOS DE LA
DEMOCRACIA http://www.bdigital.unal.edu.co/3554/16/gonzaloduqueescobar.201127.pdf
MAGDALENEANDO EN EL CONTEXTO DE
UN TERRITORIO ESTRATÉGICO PARA LA PAZ http://www.bdigital.unal.edu.co/40043/1/gonzaloduqueescobar.201434.pdf
MÁS ESTADO PARA UNA NUEVA
SOCIEDAD http://www.bdigital.unal.edu.co/2180/1/gonzaloduqueescobar.2010.pdf
MÁSCARAS DE GUERRA Y PAZ http://www.bdigital.unal.edu.co/9120/1/gonzaloduqueescobar.20134.pdf
ORO DE MARMATO: MISERIA O
DESARROLLO http://www.bdigital.unal.edu.co/3404/1/gonzaloduqueescobar201120.pdf
PENSAMIENTO CRÍTICO PARA
CONSTRUIR LA PAZ http://www.bdigital.unal.edu.co/10613/1/gonzaloduqueescobar.201334.pdf
TERCERA VÍA Y DESARROLLO EN
COLOMBIA http://www.bdigital.unal.edu.co/39984/1/gonzaloduqueescobar.201432.pdf
UNA NUEVA SOCIEDAD, EL DESAFÍO
PARA UN CAMBIO SOSTENIBLE http://www.bdigital.unal.edu.co/2181/2/gonzaloduqueescobar.2010.pdf
--
--
--