Por Gonzalo Duque-Escobar *
Si se cancela la inversión en el estratégico proyecto, al darse un reversazo que no parece sensato estaríamos repitiendo el error de la venta de Chec e Isagén, pudiendo obtener con sus ingresos un empréstito equivalente al valor de la inversión para el propósito que se desea, sin riesgo de un detrimento patrimonial.
En
pasados días se hizo un foro en La Patria sobre las centrales hidroeléctricas
de Caldas, y ante la noticia de que El Edén tardará hasta octubre para entrar
en funcionamiento, la respuesta de Inficaldas fue que si el 1 de julio no entra
a generar como era lo esperado, la Junta Directiva tomará una decisión sobre su
participación accionaria, la cual se interpreta como apostarle a los hechos
cumplidos para forzosamente exigir el retorno del dinero por incumplimiento de
los constructores y así perder Caldas el mayor valor del activo. Es evidente
que el departamento requiere recursos, por ejemplo para el Plan Vial que se ha
valorado en $0.9 billones, y que se han señalado necesidades en vías rurales
que nos integren, pero igualmente sabemos de la precaria hacienda de Caldas, que ha estado en Ley 550.
En
abril de 2014, Inficaldas rescató recursos del departamento por unas pocas
acciones que tiene en CHEC, cobrando las rentas de una década atrás, los que se
tradujeron en una inversión de la administración de Julián Gutiérrez para
adquirir el 30% de El Edén, pequeña hidroeléctrica de 20 Mw a filo de agua en
el río La Miel, adquirida a un costo inicial de $28 mil millones. La decisión
se soportó en un estudio previo favorable que estimaba una tasa rentable para
el proyecto, en un escenario futuro deficitario para el sector eléctrico,
situación que se pudo ratificar año y medio después durante el pasado fenómeno
de El Niño, cuando estuvimos a punto de sufrir las consecuencias de un apagón
como el del año 1992.
El
riesgoso “reversazo”, no parece sensato: si durante el estudio “Prospectiva
Energética del Eje Cafetero” (Caldas Siglo XXI, CRECE 1991), al entrar a las
cuentas regionales de Antioquia vimos cómo por ingresos los textiles se volvían
centavos frente a la generación eléctrica, esto debería importarnos para las
finanzas de Caldas, donde los aportes al fisco por La Licorera palidecen como
consecuencia de la apertura económica. Habrá que invertir en el patrimonio
hídrico en todas sus formas: durante 2008 su participación en el PIB de la
Nación alcanzó el 10%, más un 3.5% adicional relacionado con el saneamiento
básico. Además, para no mencionar la discutible venta de Isagén, ¿qué sentido
tiene desmontar la senda de inversiones públicas en un sector tan estratégico a
nivel global como lo es el energético?; ¿estaremos acaso repitiendo el error de
haber vendido la CHEC en 2002, en lugar de haberla salvado y, con los ingresos
que esta empresa pudo transferirnos, haber financiado luego el Plan Vial de
Caldas?
Como
el tema es complejo, quisiera invitar a que se abra un debate abierto,
proactivo y colectivo, pero también con actores calificados sobre nuestras
opciones de desarrollo hidroenergético, para tratar entre otros elementos, los
siguientes: de reclamarse la participación accionaria de Caldas en El Edén por
$30 mil millones, equivalentes a U$10 millones, si fuese para repartirlos en
varias vías de nuestro departamento, dado que un fragmento carreteable es un
proyecto incompleto, ¿qué beneficio se tendría destinando a vías estos recursos
diseminando la inversión? ; y como la intención no es alimentar la maquinaria
electoral, y la otra opción para que tenga algún sentido sería aplicar esos
recursos a una vía fundamental en particular, preguntaría entonces, ¿cuál es
esa vía y cuáles los beneficios del proyecto?
Aún más, de cara a la equidad como eje
transversal del Plan de Desarrollo de Caldas 2016-2019, ¿cuál sería el costo de
renunciar a una inversión estratégica en el oriente caldense, y de paso a un
mayor valor de El Edén como consecuencia del procedimiento anunciado, sabiendo
que una inversión en dicho sector energético tiene una rentabilidad sostenible
a 50 años?, ¿y cuál el costo de cambiar activos promisorios en las finanzas
departamentales, por vías que aunque importantes y necesarias, no nutren el
fisco y exigen gastos de conservación? Con esta inversión estratégica de U$10
millones rentando U$ 0,5 millones anuales, podría conseguirse un empréstito a
30 años por una cuantía equivalente a 20 veces dicha anualidad, si la tasa en
dólares es del 3%, y ahí tendríamos el equivalente a este valor para el fin que
pretende Inficaldas, sin incurrir en un detrimento patrimonial. * Profesor
Universidad Nacional de Colombia (Ref.: La Patria. Manizales, 2016-06-6) http://galeon.com/economiaytransportes Imagen: PCH El Edén, proyecto de 20 Mw, en
Caldas.
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