Por Gonzalo Duque-Escobar
Ha convocado la comisión
cuarta del Concejo a diferentes actores sociales, buscando generar instrumentos
orientados hacia la transparencia y la prevención de la corrupción en la
ciudad: asistieron algunos actores, pero no por ello de poca importancia. Se
examinaron cifras sobre la percepción ciudadana, de donde se infiere que la
corrupción en Manizales, aunque no es aceptable ni tiene los ribetes
preocupantes de otras regiones, no solo es un hecho turbador porque riñe con
los principios fundamentales de la ética pública, sino que obliga a hacer del
erario y de las sanas costumbres políticas, instrumentos de desarrollo.
A modo de reflexión, más
allá de lo que ha ocurrido con Saludcoop, Reficar y Odebrecht, si para el
programa de vías 4G en Colombia la inversión nunca tuvo el propósito de
implementar un sistema intermodal de transportes, sino el de alimentar la
maquinaria electoral del país, razón por la cual al igual que el dragado del
Magdalena muchas de ellas no progresan, como la APP Cambao-La Esperanza e
Ibagué-Honda, también en lo local podríamos cuestionar la intencionalidad
cuando se observa el retiro accionario caldense de El Edén repitiendo la venta
de la Chec y el proceso de licitación de la Glorieta de La Carola clonando
vicios de la contratación, lo que esperamos no se repita en el Aeropuerto del
Café. Todo esto invita a construir por consenso una política pública que haga
de la transparencia en el gasto público un propósito colectivo de ciudad y de
región, orientado a lograr que la inversión pública tenga como objeto un
desarrollo con visión de futuro y alcance regional.
Al respecto, permítanme
mostrar un proceso virtuoso hoy fallido: en el Gran Caldas hacia 1935 se
desarrollaron pequeñas hidroeléctricas, cuatro con un poco más de mil
kilovatios Kw en Manizales, situación que permitió en 1944 crear la Chec, con
la cual se da un paso fundamental para la industrialización de la ciudad al
construir en 1949 La Ínsula en Chinchiná, hoy equipada con 37 mil Kw y
alimentada desde Cameguadua, y se pasa a desarrrollar La Esmeralda y San
Francisco (1963 y 1969) sumando una potencia instalada de 195 mil Kw, plantas
donde se captan 22 metros cúbicos por segundo de los ríos Chinchiná, San
Francisco y Campo Alegre, proyecto que representa el mayor logro de la
ingeniería caldense con el cual Chec logra la electrificación de municipios y
veredas del Eje Cafetero.
Pero el asunto es que por
no haber mantenido en la región del Gran Caldas una política de crecimiento
consensuada e incluyente, soportada en el desarrollo de las fuerzas productivas
a nivel regional, tras la segregación de este territorio el país dio un salto
mortal construyendo Chivor con 1 millón de Kw y el Guavio con 1,2 millones de
Kw, con lo cual tuvimos que abandonar el desarrollo de la ingeniería y la
industria local vinculada al sector, en lugar de haber avanzado con el
desarrollo de Hidromiel cuya potencia de 375 mil Kw era el paso adecuado, para
luego capitalizar otros proyectos regionales, dado que con un potencial cercado
a 2 millones de Kw Caldas podría aportarle 4 puntos al PIB regional estimado en
4,2%, dado que la potencia hidroeléctrica en Colombia equivalente a 10 millones
de Kw, participa con el 2% del PIB.
Urge en consecuencia la
institucionalización de una gobernanza como filosofía de desarrollo regional,
soportada en instrumentos para la veeduría de la contratación pública, o de lo
contrario repetiríamos fracasos como los de tres obras que desdicen de la
capacidad que logramos tener en tiempos pretéritos apostándole a la ética y a
la región, ya que la historia del Macroproyecto de San José riñe con obras
notables como La Catedral, máxima expresión del civismo lograda tras los
incendios de los años 20; al igual que Aerocafé que a pesar de ser clave para
el Paisaje Cultural Cafetero hoy expresa las falencias de la dirigencia local
por no llegar a acuerdos regionales a sabiendas de que este puede
complementarse con Matecaña si se concibe para operaciones transoceánicas y no
de tipo regional; y finalmente el cable aéreo a Los Yarumos que con un vuelo
corto, es la antítesis de lo que se logró hace un siglo con el cable
Manizales-Mariquita.
* Profesor Universidad
Nacional de Colombia. http://godues.webs.com [Ref.: La Patria. Manizales, 2014.06.19] Imagen: Red
Férrea de Colombia expandida desde el Altiplano a Urabá y Perfil del proyecto
del Corredor Bimodal con Carretera y Ferrocarril Cafetero adaptado sobre
trazados de Civiltec. Propuestas SMP y UN de Col.