Por
Gonzalo Duque-Escobar
Resumen: A un año de expedido el POT en Manizales, veamos algunas
consideraciones sobre el espacio público, un tema fundamental urgido de una
política pública consensuada y visionaria, y de herramientas de financiamiento
para su expansión en beneficio de los sectores populares. Estos elementos reclamando
más espacio público bien concebido y distribuido, demandan el interés de la
administración y de la sociedad civil por profundizar en la materia, dada la
creciente necesidad de dichos escenarios, vitales para el desarrollo de la
ciudad y el bienestar de todos, si deseamos
hacer de ésta una ciudad sostenible e incluyente.
Si
se omiten las áreas de interés ambientales, el espacio público es la fracción
del territorio de la ciudad y el complemento de la infraestructura social, en
la que nos encontramos, así sea una plaza, parque o biblioteca pública. Dichos
escenarios que son la esencia de la ciudad, bien concebidos para que se
apropien con usos que valoricen lo colectivo y propicien la cooperación cívica,
son fundamentales para la calidad del hábitat urbano al contribuir a la
construcción de la identidad y la seguridad ciudadana, máxime cuando se trata
de comunidades social y espacialmente segregadas y fragmentadas como la
nuestra, ávida de un espacio público suficiente y mejor distribuido, pensado
para la convivencia y el desarrollo del tejido humano y capital social.
A
raíz de las problemáticas de la ciudad en la materia, en el marco del control
social al POT-2017, en el que se señala como meta un indicador de 15 metros
cuadrados por habitante, contra un percápita de sólo 6,8 que posee esta ciudad
- la mitad de ellos en parques-, y dado que el gasto público prioriza la
infraestructura para un modelo urbano pensado para el carro y la jungla de
concreto, se hace necesaria una política pública que le apueste a una ciudad
verde y más humana, cofinanciada desde la plusvalía urbana y coordinada con
otras en temáticas asociadas -como movilidad, cultura y medio ambiente- con el
propósito de orientar la formulación de un plan maestro de espacio público
sostenible.
Pero,
si el territorio es una construcción social e histórica, además de unas
características y dinámicas en sus dimensiones físico territorial, política,
social, económica y cultural que le dan identidad, también expresa además de
los conflictos socioambientales, el diálogo entre la administración pública
como su propietaria jurídica que lo regula, y la ciudadanía que mediante la
apropiación del territorio, de conformidad con unas normas acordes a los
lenguajes y formas de relación de las colectividades humanas, no solo le da
vida a la ciudad sino que construye un medio urbano o un hábitat, producto de
procesos políticos, sociales y culturales específicos.
Pero
la ciudad ha evolucionado, y con ella el espacio público: en la antigua Grecia,
el ágora llegó a ser el centro económico, comercial y religioso, de la polis, y
la ciudad amurallada, se desarrollaba en el entorno de dos calles principales
ortogonales y orientadas, que ensanchadas en su intersección facilitaron el
desarrollo del Foro, lugar en el que se asentaban las actividades públicas
mencionadas. Similarmente, incas y aztecas, desarrollaron espacios físicos
complejos, como lo fueron sus ciudades para una organización social
jerarquizada y estructurada, que demandaba espacios públicos como escenario de
encuentro de la población alrededor de una serie de actividades, como el
esparcimiento y la interacción entre individuos y grupos.
Al
examinar la historia de Manizales, vemos cómo surge la ciudad cuándo cerca de
400 familias asentadas en este territorio, requieren de la plaza como lugar de
reunión y mercadeo, para lo cual trazan las calles y construyen el templo,
dotando el poblado fundacional de un primer espacio de reunión para satisfacer
sus demandas espirituales y económicas, y de otros para la comunicación y el
tránsito de una propiedad o estancia a otros lugares. Allí, la plaza y la calle
principal se conciben con continuos urbanos, que para expresar la identidad,
riqueza y poder de sus habitantes, al recibir mayor atención gradualmente son
objeto de ornamentación de las fachadas y otras medidas sanitarias de
seguridad.
Pero
si los espacios citadinos constituyen el producto de largos procesos políticos,
económicos y sociales, también hoy, cuando lo público involucra la opinión
pública como espacio de articulación entre las sociedades civil y política, los
manizaleños debemos empezar por hacer de la gobernanza del espacio público y de
la planificación, las herramientas para la intervención del Estado en un medio
urbano como el nuestro, donde la inequidad y las desigualdades sociales
urbanas, además de los procesos de transformación del espacio público, y de la
carencia de equipamientos sociales para los sectores más deprimidos, explican
los guetos urbanos, el abandono y la degradación de sectores poblados, y un
centro histórico afectado por la informalidad y la inseguridad, sumadas a la
esclerosis de la movilidad.
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Profesor Universidad Nacional de Colombia y Miembro de la SMP de Manizales. http://godues.webs.com
[Ref.: La Patria. Manizales 2018/07/16] Imagen: Espacio Público en Manizales.
POT de Manizales 2017.